Pensemos en el medio ambiente
El Panorama de los Residuos Médicos: un plato amargo que nos deja el COVID-19
Andrew Cantillo, experto en gestión de residuos médicos y soluciones ecológicas, nos da su opinión fundamentada sobre el fuerte aumento de los residuos médicos durante la crisis de COVID-19 y su futuro impacto en el sector que los gestiona.
Sobra decir que actualmente el principal interés de cada país es contribuir activamente a la lucha contra un enemigo común, conocido por muchos y odiado a la vez por todos: el COVID-19, que se convirtió en la principal preocupación transfronteriza de una manera tan rápida como su propia transmisibilidad, así dando lugar a una carrera que busca evitar más muertes y nuevos contagios.
Pero nos hemos preguntado, ¿qué pasará una vez que lleguemos a la meta de dicha carrera? Entre los muchos factores a analizar, se encuentra uno, escondido entre las sombras y poco observado: la crisis y el aumento exponencial de los residuos infecciosos generados por los hospitales durante la pandemia. No lo habíamos visto así, pero este será sin dudas uno de los ingredientes principales de ese plato amargo y frío que nos ha dejado el calamitoso COVID-19 y que se convertirá de paso, sin ir muy lejos, en el nuevo dolor de cabeza de la próxima década.
Algunas cifras sobre el aumento de los residuos médicos infecciosos
Solo por mencionar algunas cifras, en la ciudad de Wuhan, donde se presentó el epicentro de la pandemia, se pasó de una generación de 45 a 247 toneladas de residuos diarias… sí, diarias, y sí, 247 toneladas de desechos médicos infecciosos cada 24 horas.
En Europa, según información comunicada por SUEZ, hubo un incremento del 30 al 50% en la generación de residuos hospitalarios en Francia y los Países Bajos, y en ciudades como Madrid y Barcelona el aumento fue de un alarmante 300% según las agencias de residuos de las comunidades de Cataluña y Madrid.
Todo esto sin mencionar que, al otro lado del Atlántico, varios factores han ahora puesto a América Latina en el centro de la pandemia.
¿Esto qué significa? Correcto, que habrá cada vez una mayor producción de residuos infecciosos a nivel mundial, cada día, cada hora, cada segundo; y hablamos aquí, sin exagerar, de un aumento en la generación de los residuos médicos tan drástico que no tendrá precedentes por muchos años.
¿Qué podemos hacer entonces y qué existe actualmente para mitigar el impacto de esta situación que nos va a acechar pronto?
Es un hecho, a nivel mundial, la gestión de los desechos médicos representa un desafío, esencialmente debido a los limitados avances tecnológicos en la materia, la escasa conciencia ambiental y el uso excesivo de una plataforma industrial tradicional: algunos países del mundo tan sólo recurren a la incineración o al uso de autoclaves como soluciones para tratar sus residuos médicos.
Existen así, y creo que la gran mayoría estará de acuerdo con ello, muy buenos motivos para redefinir nuestro actual enfoque en cuanto a la manera en la que estamos gestionando los desechos clínicos en el mundo, y al mismo tiempo, establecer acciones y estrategias que nos permitan reevaluar y mejorar dicha gestión. La industria debería ser capaz de ir más allá del conocido esquema de recolección, tratamiento y eliminación final de residuos infecciosos y promover buenas prácticas a través de soluciones que también consideren un asunto tan importante como la protección del medio ambiente.
¿Qué nos propone la industria?
Una de las tecnologías más tradicionales: la incineración, que se practica ampliamente desde hace mucho tiempo, pero que resuelve un problema mientras crea otro. La Organización Mundial de la Salud ha declarado ya que las dioxinas representan una de las sustancias más tóxicas de la tierra para el ser humano y, bueno, no hay sorpresa: la Agencia de Protección Ambiental también declaró que los incineradores de residuos hospitalarios son los responsables del 40% de la contaminación atmosférica por dioxinas en los Estados Unidos.
Asímismo, estudios realizados en Japón, España y Alemania demuestran que las personas que trabajan en las plantas de incineración -pero también los residentes que viven cerca de estas plantas- tienen niveles de concentración de sustancias tóxicas significativamente más altos en sus cuerpos. Sabemos todo esto y, aun así, seguimos incinerando, e incluso hay países que siguen llevando a cabo esta práctica sin los debidos controles de emisiones y estrictos análisis de calidad bimensuales que deben hacerse, especialmente en aquellos incineradores que tratan residuos médicos.
Sin embargo, es justo decir que existen alternativas tecnológicas más limpias y seguras que permiten el tratamiento de los desechos infecciosos sin necesidad de recurrir a la incineración, como lo es el uso de autoclaves y el uso de soluciones eléctricas. Sin embargo, teniendo en cuenta nuestra cuestión sobre el medio ambiente, y hablando en primer lugar sobre las autoclaves (uso de agua + vapor saturado), ¿dónde estaría la grieta? Decidir utilizar autoclaves significa que se tiene que consumir cantidades importantes de agua, y esto les digo: es lo último que deseamos hacer. En caso de que no se hubiesen enterado (no es mi intención alertarlos), en diciembre del año pasado el agua comenzó a cotizar en Wall Street, así es, y su precio fluctuará como en el caso del petróleo, el oro o el trigo.
Bueno, lo admito: sí los alerté. Que el agua comience a cotizar en la bolsa significa que, por primera vez, el mercado percibe que existe una posibilidad de que este recurso natural falte en un futuro cercano. Hablamos de una probabilidad que hasta hoy no existía ni se había contemplado, por lo que estoy segura de que la decisión de utilizar agua en autoclaves y otros procesos reemplazables será sin dudas fuertemente criticada en un futuro cercano en el que este recurso tenga un valor fluctuante.
Al leer todo esto, parecería entonces que no hay ninguna salida de emergencia para la gran cantidad de residuos médicos que se están generando cada día a causa de la pandemia, y siento que mientras escribo una palabra más, otra tonelada de residuos se produce, o muchas toneladas más en realidad. Pero existen soluciones, los tranquilizo.
¿Qué les parece si les hablo de procesos que utilizan 100% electricidad?
De hecho, la industria del tratamiento de residuos médicos puede ser vanguardista, sin caer en la trampa de la tradición y del uso convencional de tecnologías que ya cumplieron con su deber, pero que deben dar paso a otras.
Y entonces, ¿es posible innovar en la industria de la gestión de residuos médicos? Absolutamente. Una de las soluciones más cercanas a esta realidad casi utópica en la que quisiéramos procesar correctamente los desechos infecciosos y todo esto sin impactar al medio ambiente, es aquella que se relaciona con el uso exclusivo de electricidad, particularmente a través del uso de microondas, no las de la cocina, sino microondas industriales que descontaminan los residuos médicos y que van acompañadas de un estudiado proceso integral de destrucción de estos residuos de alta sensibilidad.
¿Representaría el uso de microondas una solución eficiente y ecológica para la gestión de los residuos médicos?
Los sistemas para la descontaminación de residuos médicos que utilizan microondas y resistencias eléctricas demuestran que los avances en dirección de la promoción de la ecología van por buen camino. Y las empresas, así como la industria y los generadores de residuos, deben entender que los cambios tecnológicos crean oportunidades que se verán ampliadas por la convergencia de este tipo de iniciativas.
Estudios publicados por revistas de biomedicina desde 1966 han comprobado que las microondas producen efectos significativos en la forma en la cual se destruyen los microorganismos, ofreciendo al mercado alternativas desconocidas en ese momento, y todo esto ha permitido que hoy en día se abran puertas a procesos eléctricos, de flujo continuo, respetuosos con el medio ambiente, que no emiten emisiones, no consumen recursos naturales y que evitan completamente el uso de recursos no renovables, creando así soluciones más seguras tanto para los humanos como para el medio ambiente.
¿Qué más se puede hacer para el área de gestión de residuos médicos?
Mucho, afortunadamente. Gracias al uso de procesos más limpios que involucran el uso de microondas o tecnologías 100% eléctricas, los residuos tratados están predispuestos a ser reciclados y valorizados, ¿quién lo hubiera dicho?
Imagínense por ejemplo un escenario ideal en el que los envases plásticos utilizados para guardar residuos infecciosos puedan triturarse, descontaminarse totalmente únicamente con electricidad, y luego ser clasificados por tipo de material y color, para luego ser convertidos en pellets y, en una última etapa, ser transformados en los mismos envases plásticos que una vez fueron. Economía circular en su estado puro.
Pues, ¡esto ya existe! La industria avanza a un paso lento pero seguro, y este tipo de iniciativas ya se ven en algunos países a través de fabricantes que apuestan por un futuro visionario, y que proponen tecnologías complementarias: descontaminación de desechos médicos con procesos secos (microondas/resistencias eléctricas) + clasificación & valorización de los materiales valiosos con sensores ópticos y láser.
Y es un hecho, el sector médico en todo el mundo ha experimentado un importante aumento en el uso de productos de plástico desechables, y mucho más ahora con la impactante cifra que aumenta cada día por culpa de la crisis de COVID-19. Es entonces cuando la innovación debe dirigirse hacia la creación de estrategias de valorización de los residuos médicos una vez han sido tratados, esto sin mencionar la cantidad significativa de proyectos que es posible desarrollar en materia de sostenibilidad, reciclaje y aprovechamiento energético de los desechos.
La eliminación respetuosa de los residuos médicos debería ser la norma de oro del sector
La industria de la gestión de residuos médicos avanza y sus actores también, ¡y queremos que eso siga así!, especialmente en estos tiempos sin precedentes que estamos viviendo actualmente, en los que una estrategia eficaz para lidiar con los residuos médicos es fundamental para evitar potenciales crisis de salud pública y medioambientales. A nivel mundial, una eliminación ecológica de los residuos médicos debería ser el último estándar de oro de la industria.
Este deberá ser nuestro compromiso con el planeta, con los que lo habitan y con la industria : fomentar una eliminación responsable y eficaz de los residuos médicos, contribuir a que el medio ambiente no se vea más afectado de lo que ya está, bajar por supuesto las enormes cifras de generación de residuos infecciosos que ha producido y sigue produciendo la crisis, optar por caminos que nos lleven a la creación de innovaciones, y tomar consciencia de las amplias alternativas por explorar.
Y todo esto ¿para qué? Para que al final, ese plato amargo que nos dejó la pandemia se sirva amargo, sí, pero caliente (y mejor si es con microondas).